publicado hace 5 días
Alfred Hermann Fried, Premio Nobel de la Paz
Alfred Hermann Fried, periodista y pacifista austríaco judío, nació en. Viena el 11 de noviembre de 1864. Hacia 1883 se trasladó a Berlín, donde primero fue librero, abriendo su propia imprenta en 1887. Conoció a la baronesa Bertha von Suttner quien le interesó en el movimiento pacifista, al que se consagró por entero. Desde 1891 fue codirector, con la baronesa de la revista “Abajo las Armas”. En 1892 fundó la Sociedad Alemana por la Paz, que fue el foco del movimiento pacifista anterior a la I Guerra Mundial. Fried abogaba por el “fundamentalismo pacifista” y creía que la “anarquía internacional” sería la meta a alcanzar tanto con medidas legislativas como mediante la regeneración espiritual. Fried fue un conocido parlante de Esperanto, y en 1903 publicó el “Libro del Idioma Internacional de Esperanto”. Con el estallido de la I Guerra Mundial, emigró a Suiza en protesta por la política alemana. Trabajó por la paz como editor de “Papeles para el Entendimiento Internacional y la Organización Inter-Estatal”. Fried protestó con-tra el Tratado de Versalles, pero advirtió a los alemanes contra cualquier intento de revisión por la fuerza.Distanciándose de un pacifismo puramente ético, estaba cada vez más convencido de que el movimiento por la paz requería una base científica para hacerlo inmune a la crítica nacionalista, de ejercer una mayor influencia en el público y animar a mucha más gente a apoyar las actividades pacifistas. Para Alfred Fried las guerras eran fundamentalmente actos arbitrarios y de riesgo, que nunca pueden ser humanitarios y que siempre pueden ser evitados. Bajo ninguna circunstancia son beneficiosas, porque su evolución y su final nunca pueden ser previstos y porque, comparando con sus presuntos éxitos, causan de-masiado sufrimiento, enfermedad y muerte. Por consiguiente, no solo buscaba borrar las consecuencias de la guerra sino eliminar completamente las causas de la misma y suprimir las operaciones bélicas, fomentando el entendimiento internacional y formando una organización intergubernamental: dos elementos cruciales de su concepto que siguen siendo relevantes en las políticas de paz actuales. El pacifismo científico de Fried suscitó reacciones de signo diverso entre sus coetáneos: muchos estaban de acuerdo y muchos otros no. La reacción más positiva es que despertó el interés por el movimiento por la paz en muchas personas a las que nunca antes había preocupado el pacifismo. A corto plazo, sin embargo, las ambiciones pacifistas de Alfred Fried quedaron en el terreno de las ilusiones, puesto que el Tratado de Versalles no implementó el programa que él había defendido durante tantos años. No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial, muchas de sus visiones acerca de la solución pacífica de conflictos, principalmente en Europa, y de las organizaciones intergubernamentales se hicieron realidad con la creación de la Organización de las Naciones Unidas y el proceso unificador de la Unión Europea.En reconocimiento a sus incansables esfuerzos como editor, periodista y escritor pacifis-ta, en 1911 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz y, en 1913, el doctorado honoris causa por la Universidad de Leiden. Esta última distinción tenía una significación especial para él, ya que la veía como la prueba del carácter científico de su teoría y de su programa. Alfred Hermann Fried falleció en Viena, en con-diciones de pobreza, a los 57 años.